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jueves, 24 de septiembre de 2009

Siempre me he preguntado por qué ningún diario o gaceta económica ha hablado de la organización de esta orquesta cumbiera. Con el nombre, orgullosamente legal, de "Organización Empresarial Agua Marina de Sechura S.A.C.", la orquesta de nuestros amores lanza el disco número diecinueve.
Veinticicno años atrás, la orquesta caletera fundada en 1976, lanzaba el primer disco de 33 revoluciones. Con una performance humilde y sencilla, el vinilo que salía al mercado no aproximaba ni en el olfato del mánagger más experimentado, las dimensiones técnicas que la banda, años más tarde, demostraría con la permanente innovación instrumental.

Luego de treinta y tres años, las sorpresas que esta impresionante agrupación nos trae, son variadas. Desde los hits que ya muchos conocemos por su alta rotación en radios nacionales (Siete días, La espinita, Baila mi cumbia y Amor imposible), hasta admirables innovaciones en partituras (Ella sola va, Sólo por tu amor y Chica de 20 años). Pero lo que más llama la atención es la manera como han manejado el lanzamiento del disco: prepararon su llegada desde hace ocho meses atrás cuando, por los altavoces de miles de radios, sonaba la tonadita del "... tengo siete días para conquistarte, sólo siete días, sólo siete días...", cuando la canción empezó a ser desplazada, soltaron el hit "Amor imposible", ya para estas fechas, solemos oír en cada fiesta, en cada mañana, el estribillo "...me tiene penando... penando" de "Amor imposible".

Todo parece indicar que aprendieron de su primera experiencia estelar, cuando allá en la década de 1990, hicieron conocidas una amplia variedad de temas de diversos volúmenes, muchos de ellos casi a la vez, acortando así su desenvolvimiento mediático. Bien, aquí los tenemos de regreso, más sobrios, más calculadores, más festivos, más a lo "Agua Marina".

33... años en el camino demuestra que no todo en cumbia es escándalos y vedettes, cantantes desertores y peleas televisadas. Con un proyecto musical que tiene para un par de décadas más, lo único que se espera ahora es que, los herederos de la orquesta (que por ser familiar, son muchos), sepan manejar, en su momento, con altura y buen olfato esta exitosa empresa familiar.

Recomendadas: Amor imposible, La espinita, Ella sola va, Corazón de madera, Baila mi cumbia, Chica de los 20 años, Sólo por tu amor, Siete días. O mejor dicho, todo el disco!

Disfrútenlo, y apoyen a la orquesta, compren el original en las discotiendas de su ciudad. Como los anteriores volúmenes, el precio promedio debe ser de 30 soles (10 dólares).

Un abrazo! Y a armar el tono!


viernes, 11 de septiembre de 2009

Mientras escribo esto, una ventana del YouTube reproduce en mi PC un homenaje al Perú de "Américo", un joven cantante que, haciendo paralelos, vendría a ser el Grupo 5 en versión chilena.

Sí, allá "El embrujo", "Motor y motivo", "Te vas, te vas", y muchas otras canciones que nos hicieron dormir borrachos en algún parque más de una vez, son un boom. De pronto la juventud mapocha decidió hacerle un sitio en su Ipod al ritmo interpretado por su ídolo; los estilos europeos tuvieron que, renegando, hacerse a un lado por un tiempo para darle cabida al nuevo rey de las fiestas, y en medio de tanta noticia, una sonrisa que brota acompañada de una lágrima, nos intenta narrar las historias de un señor de trato humilde y perfil bajo.

Estanis Mogollón Benites (Máncora, 1965), no es, como muchos piensan, un genio de la lámpara mágica, un ser sobredotado que un día cogió una guitarra e hizo una mina de oro con ella; tampoco es, como habrían pensado sus cuñados cuando joven, un reverendo ocioso que se dedicó toda su vida a hacer cientos y cientos de composiciones, y bueno, algunas le debieron haber ligado. EMB es, en realidad, un ser común y mortal como todos nosotros, no, como tú no.

Nacido en una paradisiaca aldea al norte de Piura, envolvió tempranamente su vida en cuestiones artísticas: el coro parroquial, el grupo Amistad, la orquesta Los Bellkings. La vida para EMB, sin embargo, no fue precisamente una obra de arte: la fuga del Seminario trujillano, el trabajo como albañil al norte de su ciudad natal, el escaso éxito de su orquesta y de su voz. Para el año 2000, de acuerdo al blog Santa Lima, EMB era un veterano cantante de cumbia al borde de la crisis, con ingresos que no alcanzaban para mantener la vida de una familia. Sin componer absolutamente NADA en más de una década, nuestro querido artista entraba al nuevo milenio con treinta años a cuestas y sin un viso de mejoría.

La otra historia la conocemos de sobra: sus primeros exitos con Tony Rosado, Agua Marina, Armonía 10 y Grupo 5; el boom con el Grupo Kaliente y los primeros pasos de internacionalización con Eddy Herrera, las inmensas regalías producto de sus múltiples hits, la marca "Estanis Mogollón" como una cuestión mediática a nivel nacional, hasta llegar a lo narrado en el primer párrafo de este post.

Pero, ¿qué fue de la primera temporada artística de Estanis en su natal Máncora?, ¿qué fue de aquellos long plays grabados con el Sexteto Tropical? En una terca búsqueda de más de tres meses, pude hallar un primer rastro de este ochentero material, distancias geográficas me impiden ampliar la cantidad de material de Estanis Mogollón con el Sexteto Tropical.

Y como suelo decir, para el verano, para el verano.

Sexteto Tropical de Máncora, canta Estanis Mogollón Benites.

Si algún hermano chileno lee esto, que corra la voz!!!, el creador de "El embrujo" hace 24 años!!!


martes, 8 de septiembre de 2009

Revisa aquí el artículo en prensa. Publicado en Diario Correo el 15 de Febrero de 2010.

Mis viejos reemplazaron hadas madrinas y locas come-niños por crónicas invasoras y de caos. Decidieron sustituir los cuentos de Las mil y una noches por relatos de sombras a la intemperie, gestionando alumbrado y alcantarillado. Quizás por eso me apasiono tanto en relatar cosas que nunca viví, nací en 1991, y sin embargo siento lo descrito párrafos abajo como propio, como íntimo.

Todo sucedió en menos de seis meses. Las pequeñas lluvias que se habían asomado por la incipiente ciudad durante noviembre y diciembre de 1982, decidieron expresar todo su poder en el verano de 1983. Ya para mayo y junio del mismo año, el panorama general de San Miguel de Piura era devastador: desagües, avenidas, malecones y puentes arrasados, familias en la calle, además de autoridades incompetentes, dejaron como resultado pérdidas ascendentes a los 750 millones de dólares. Pero dinero no fue todo lo que se fue, literalmente, al agua; también se perdió, una vez más, la oportunidad de ver florecida una ciudad por sus cuatro lados, la ocasión de poder equiparar infraestructuras y organizaciones a niveles trujillanos o chiclayanos. Se perdió, como sucedería de nuevo en 1998, el hilo de esa madeja que aún no podemos encontrar. Y es que El Niño no es sólo es un fenómeno, también es un pretexto, un pretexto para no reconocer nuestras carencias, nuestros defectos como urbe.

La pregunta del millón es porqué hablamos de Fenómeno del Niño cuando el título dice Armonía 10. Bien, resulta que en medio del desconcierto y la devastación, emergió del inundado arenal un movimiento musical muy interesante: 1983 es el año en que Armonía 10, aquel grupo nacido en los arenales circundantes al casco urbano de Piura, publica el primer disco de su historia. 45 revoluciones por minuto, estallaron las agujas de los tocadiscos norteños.

Pero, ¿en qué andaban los maestros por aquella época? Apenas un año antes, entre 1981 y 1982, se había reestructurado la morfología orquestal: salieron las hermanas Ducós, entró el tumbesino Percy Chapoñay, Makuko Gallardo regresó de Ecuador -para cantar al lado del castellano César Saavedra-, y el piano fue tomado preso por las inquietas manos de Walter Lozada Floriano. La dirección estaba a cargo de don Juan Lozada Naquiche y un inquieto "Telly" Pazos, de Rinconada Llícuar para el mundo, se incorporaba para colaborar activamente en la banda piurana.

Las canciones de aquel disco fueron: Un cigarrillo, una guitarra y una pena y Café con ron. Ambas, ampliamente conocidas -y tocadas- por orquestas ecuatorianas y del norte peruano. Los dos tracks, de origen caribeño, demuestran en todas sus notas, la gran influencia centroamericana en la música del norte peruano, desde el guapeo de las trompetas, pasando por la percusión salseada, hasta llegar al piano al estilo Pérez Prado de Walter Lozada. Todo esto, contrastando enormemente con la tragedia que le tocó vivir al norte con el fenómeno descrito párrafos arriba, que se ensañó mayúsculamente con los asentamientos marginales cimentados en las décadas del 70 y 80. San Martín, el barrio de la orquesta, estuvo en esa lista negra de pueblos jóvenes casi borrados del mapa.

Quizás los músicos y su director nunca imaginaron que aquel disco, grabado una madrugada de hace 27 años en INFOPESA, terminaría en las manos de un churre que escribe una columna de cumbia en Diario Correo, luego de haber pagado 50 soles por rescatarlo, una soleada mañana, de los molares de un perro en un pomposo parque limeño.

En unos meses, podremos contar con las versiones remasterizadas de todos estos temas, paciencia.

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